miércoles, 18 de julio de 2007

HIMNO A CRISTINA

Dedicado a mi esposa
A VECES te miro, serena y dormida
Tu boca cerrada poder contemplar
Mis manos delgadas, en tendido vuelo
Sentir que se baten como olas del mar

Y adonde ellas tornan, no te toco a ti
Sino a tu voz, tu risa, un suave mirar
Que me pliegan, como a un rigido dios
¡Y seguir buscando y volverlas a hallar!

A veces descubro, una sombra en tus ojos
Como si una pena quisieras callar
Pero basta que un beso mío los cierre
¡Para que se alegren y poder cantar!

Otras veces me hablas, como presintiendo
Palabras divinas, que no se apreciar
Discursos prudentes, ideales, sencillos

Pensar que no debo dejar de escuchar
Sentirte pequeña, humilde, risueña
Y por tales bienes, jamás humillar

Y al llegar el día de la postrer sombra
Cuando nuestros cuerpos, juntos...sepultar
Y pasado el tiempo que todo lo muda
¡Cenizas serán, que aún, pudiéranse amar!

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