jueves, 19 de julio de 2007

ENTRE VIZNAR Y ALFACAR


“Dedicado a la memoria de Federico García Lorca”

Poema trágico en un acto y dos cuadros

Personajes

Federico Banderillero lº
Banderillero 2º
Profesor de escuela Luna
Muerte



Acto primero


CUADRO PRIMERO

Pequeña habitación de un cuartel derruido, deshabitado y húmedo.


Federico: (Caminando nervioso) ¿Adónde nos han metido?

Banderillero lº: (Agrio) ¿No ves que es una cárcel?

Federico: (Contrariado) ¡Si!: creo haber escuchado rumores de cadenas, botas y fusiles.

Profesor de escuela: Mis libros. ¿Qué hicieron con mis libros?

Federico: (Mirándole) Tú preguntas por tus libros, yo he dejado tras de mí: obras, mil escritos y poemas...

Banderillero 2º: (Con la cabeza cabizbaja) ¿A quién les importa vuestros libros ahora?

Banderillero lº: ¿Por qué nos trajeron aquí, que delitos cometimos? ¡Eso es lo que cuenta!

Federico: Supongo que por haber escrito demasiados.

Profesor de escuela: Supongo que por haber enseñado muchas cosas que otros las tomaron por prohibidas.

Banderillero lº: (Azorado) ¿Y qué es lo prohibido?

Federico: (Levantando sus brazos al cielo como orando, le contestó): ¡Es un tizón encendido que arde en mi pecho y que luego vomito a través de mis palabras! Verdades, injusticias que me duelen, gritos bañados de sangre que me aplastan la cabeza, y penetran hasta el tuétano en la conciencia de los bárbaros, desnudando sus miserias; frases aromadas de lirios, o naranjos repletos de azahares, que en algunas narices sólo huelen a estiércol!
¡Ay mi Granada, Ay mi Granada, mañana intuyo que tu corazón y el mío, sangrarán juntos al alba!

(Todos duermen. Por la abertura de una pequeña ventana situada en lo alto de la habitación, se asoma la luna. La luna es una mujer delgada vestida con ropas blancas)

Luna: ¡Federico, Federico, traigo para ti una nana! Tú que siempre me alabasteis con excelsas palabras, deja que un rayo de mi mano ilumine tus labios, porque al filo de la noche, serán mitades de un limón perdido y pálido, estucados con frío y escarcha.

(La luna comienza a cantarle)

Duerme, duerme Federico tu último sueño.
Duerme, duerme Federico al compás de mi nana.
¡No sufras cuando de pronto, silben las balas por tu espalda!
Duerme, duerme Federico al compás de mi nana.
Que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara.
Y con ramitas de amapolas, camelias y jaras,
rescataré la flor perdida y amarilla de tu cuerpo.
Duerme, duerme Federico, al compás de mi nana.
Que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara.
Duerme, duérme Federico al compás de mi nana
Que mañana el olivo y el romero, perfumarán tu alma.



Federico: ¡Ay mi Granada, Ay mi Granada, mañana intuyo que tu corazón y el mío, sangrarán juntos al alba!

Luna:
¡No sufras cuando de pronto, silben las balas por tu espalda!
que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara!

(Se escuchan ruidos de botas y llaves, ahogados por los gritos de unos falangistas que les obligan a subir a un camión, llevándolos por el camino que va de Viznar a Alfacar)

Fin del cuadro primero

Acto primero

CUADRO SEGUNDO

(Camino de tierra bordeando un barranco entre Viznar y Alfacar (Granada), es de madrugada)

(Sobrevuela a los cuatro condenados un misterioso cuervo más negro que la noche, más negro que la muerte.Mientras la luna ilumina el camino con una suave luz mortecina)



Luna: (Dirigiéndose a la muerte)

¿Qué haces por este camino, muerte mala?
¿Acaso buscas a alguien? ¿Acaso andas ávida de almas?


Muerte: (Con aire indiferente) uerte:

Andaba discurriendo, sin más.
¡Buscando un torso blanco y desnudo
donde clavar mis dientes, pudiera!
¡Busco penetrar entrañas y sentir
el dulzor de la sangra caliente!
Llevo un yelmo encendido,
traigo arena para los ojos
y abrojos para los labios.
Cintas negras para el cabello
y un puñado plateado de balas,
que al penetrar en las carnes
abren labios rojos en los cueros.
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus venas!
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus pechos!
¡Que la noche se acaba y estoy sedienta de muerte!


Luna:
¡Vete muerte mala! ¡Vete muerte infame!
Que antes que alumbrar sus pechos
prefiero ser luna de yeso;
prefiero ser luna sin llama.

Muerte:

Traigo arena para sus ojos,
y abrojos para sus labios.
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus venas!
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus pechos!
¡Que si nadie muere mi alma se llenará de pena!


Profesor de escuela:
(Caminando esposado y con paso lento)

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
¡Ay que cuchillos encendidos se clavan en mi garganta!
¿Bajo que sol, y debajo de que olivo
yacerán mis cansados huesos?


Banderillero lº:

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
¡Ay que espinas y cardos ceñirán mi cuerpo,
cuando la malvada muerte repose
sobre mis muslos, mi vientre y mi cara!

Federico:

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
Como se agiganta la noche lateral de este camino
En que hondonada de adelfas y viburnos
irán a morir mis pasos.
Bajo que tierra de los campos de Granada
mi boca ya no será nada.
Yo sólo quise escribir...
A las flores, a la luna y a los nardos
Al amor que sube por las madreselvas
trepando por las escalas con furia de ola loca
que venían de un mar obstinado y hambriento.
Las sombras de las balas ya me ciñen el pecho. (Piensa)
¡Ay luna, luna, no dejes que me muera!
¡Ay luna, luna, ahoga el grito de mi alma, cuando
en mis entrañas de cobre, se detenga la maldita muerte!


(Se escucha una descarga sorda y seca, todos los cuerpos caen a un barranco bordeado por el camino)

Luna:
(Dirigiéndose a la muerte)

¿Dónde está Federico, dónde está su fino rostro?
¡Para cerrarles los ojos y besarle la cara!

Muerte
: ( Haciéndole señas hacia un campo de olivos)

¡Allí luna buena!
¡Allí luna llena!

Luna: (Compungida)

¿Dónde, dónde!

Muerte:

¡Allí luna buena!
¡Allí luna llena!

Luna: (Desesperada)

¿Dónde, dónde!

Muerte: (Alzando su voz)

¡Allí,... allí,... donde el olivo llora!
¡Allí,... allí,...donde su sangre mora!

Fin

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