miércoles, 18 de julio de 2007

CUANDO LA NOCHE ALEA



"Dedicado a Ana María Vecchioni y a su grandeza espiritual, inmensa como una pradera"



Cuando la noche alea y se agiganta el sueño.
Cuando tus manos armadas de ternura,
hilvanan las sílabas coronadas de espumas.
Nuestras sombras se diluyen en un río misterioso.

Es que tus palabras transmigran del racimo puro,
a los rostros de lo ciegos ojos.
Alegres…, risueñas avecillas de gentil vuelo.
Derramando esperanzas como la lluvia de marzo.

Tú, que combatísteis la befa y al árbol
de las huecas hojas amarillas.
Tú, que en la fiebre y el delirio proclamasteis la pureza.

Hoy asciendes vestida de mar, bienamada compañera!
Con un puñado de sal, por blanco vestido,
y por obsequio: la virtud del poema derrotando nuestras penas.

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