miércoles, 18 de julio de 2007

DOS PEQUEÑAS PIEDRAS


Caminaba yo, por las playas lejanas
del mar;
cuando entrelacé con mis pies
descalzos, dos pequeñas piedras.

Al observarlas; ví que eran en
esencia iguales.
Luego, las partí como si de dos
nueces se trataran.
Y en sus vientres reverberaba
el amarrillo, como el ámbar
lustroso y brillante, al sol ascendido.
Un mendigo, introdújose una de
ellas en el bolsillo.
La otra, fue a parar a la mano
oronda y tersa de un acaudalado hombre.
¿Por qué, tienen el mismo
aspecto, y en el fondo son
iguales?; esto creo que lo entiendo.
Pero, ¿por qué, una habita en un
bolsillo miserable, fétido, y sin aire?
Y su igual, sirve como prenda
orlada, en las vitrinas de oro
de un hombre rico.
Eso, confieso que no lo sé; y
probablemente, no lo sepa nunca.


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