miércoles, 18 de julio de 2007

HE AQUÍ LA MORADA...



He aquí la morada y la esquina última.
Se quejan las cosas profanadas por tu ausencia.
Nuestra dicha se fugó por el azul del mediodía.
Mi corazón, se abrió como una mano derrotada por el hambre.

Ascienden tus pupilas por mi noche constelada
como dos gotas de agua que emergen
de un aljibe oscuro y olvidado.
Anduvimos con lentitud de abeja enferma.

Mujer: ¡No te alejes! ¡Ámame! ¡No me dejes!
Tu huida socavó las tumbas de mis dormidas lámparas.
Acuchillean mis ojos las delgadas navajas de tus cejas.

Abrázame en un sólo círculo de fuego repetido.
Solo así: la luna me traerá su pan caliente,
plena y deseosa de quemarme hasta el olvido.

No hay comentarios: