miércoles, 18 de julio de 2007

BUSCANDO A MI DESTINO


DEL ORDEN que todos procuramos,
sostener con el rigor de un parvulario.
Uno, ya no sigo.
Aquel, que pretende cambiar a mi destino.
Yo que elucubré mis decisiones,
con la remota y austera absolución de Heráclito.
Yo, que quise proyectar los círculos
de mi esquivo porvenir,
con las escuadras y los compases de Euclides.
Trazando…, trazando…, moldeando, los geométricos pasos
que me conectaran con el mundo.
Hoy veo no sin asombro, que la oculta esencia de mis actos;

ya nació conmigo.
Habita desde hace tiempo en la secuencia
alegre o atroz de mi genoma.
O en las tiranas cuerdas que un dios inclemente,

las máquinas a su antojo
(he descubierto que pocos hombres
se eximen del azote de estos seres)
Ya no cifraré mi suerte en el dibujo banal de los catetos
o en el trazado de los oblicuos compases.
Lo que va a ser, bien pudo haber sido.
Las normas prefijadas carecen de sentido.
Lo demás, me tiene envuelto
en una especie de asombro casi necio,

indiferente,… apenas vago.

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