¡Mira mi
amante allá a lo lejos!
¿No ves a los
¿No ves a los
hombres,
prendidos a los hilos negros de
la noche,
tejiendo una
alfombra por la
que mañana
transitarán
nuestras almas
impenitentes,
condenadas y muertas?
¡No llores mi
¡No llores mi
amante!
Guarda tus
Guarda tus
lágrimas,
porque algún
día
seguramente,
cabalgaremos
por un campo
sembrado de
inmensas cebollas
¡OH mi amante,
¡OH mi amante,
ya no reces!
¡Dios, ya no nos
¡Dios, ya no nos
escucha!
Porque nuestros
Porque nuestros
pecados,
sobrepasan los
átomos de esta pieza.
La ventana es
La ventana es
una paleta, por
donde se abren
y se cierran los
colores del
otoño
Revolquémonos sobre el
Revolquémonos sobre el
crepúsculo azul,
que se acostó de
espaldas en este
ajeno tálamo.
Como narcisos
Como narcisos
abiertos,
redondos,
blancos,… tus
dulcísimas
caderas
¡Mira mi amante
¡Mira mi amante
el remolino de
las hojas
oscuras jugando
en los cristales!
A las hojas, las
A las hojas, las
impele el viento
A mi mano, la
A mi mano, la
sed de amarte
¡Pero espera!,
¡Pero espera!,
¿aún podemos hacer algo?...
No enjuagues tu
No enjuagues tu
enagua, en esas
aguas frescas y
claras que bajan
de aquellas
montañas.
No sea cosa que
No sea cosa que
mañana, manos
más castas que
las nuestras se
las lleven a sus
labios, y al
amanecer las
besen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario