Eres harina arrojada al viento, espiga nutriente
que elabora el aroma que perfuma las almas.
Vienes de un edén remoto, despreciado por los hombres,
construido con tus manos y dos o tres pétalos,
con tu pluma, con tu genio, con tu sueño y tu palabra.
A veces, te hiere el filo de una hoja ensangrentada,
errante, devoradora y vaga,
como la sombra de un eclipse socavando las ojeras.
¡Pero te levantas! cabalgando por un mar de letras.
En ti, se anega la vieja edad del universo,
y la tempestad del viento desatada en la tierra.
Y cuando el pasado te grite con su eco desmedido.
El dolor y la nostalgia caerán confundidos a tus pies.
Por tu pluma, por tu genio, por tu sueño y tu palabra.
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