Amor, de rama en rama, de copa en copa.
Los suspiros van brincando por el aire.
Tiemblan los chopos en la barriga del viento.
El frío, cayó como las uvas
maduradas por las virtudes de la noche.
Antes de sucumbir entre tus brazos,
te mostré los vestigios de mi vieja herida.
Roja, ardiente, como una sandía al sol abierta.
Allí, habita mi sangre caliente
redimida por la humedad de tus labios,
cuando me prendo a tu boca irreverente.
¿No sé por qué te amo? e incluso, ¿No sé desde cuándo?
Sólo sé que mi herida trabaja incesante.
Como la semilla del durazno, duplicándose en la tierra.
Los suspiros van brincando por el aire.
Tiemblan los chopos en la barriga del viento.
El frío, cayó como las uvas
maduradas por las virtudes de la noche.
Antes de sucumbir entre tus brazos,
te mostré los vestigios de mi vieja herida.
Roja, ardiente, como una sandía al sol abierta.
Allí, habita mi sangre caliente
redimida por la humedad de tus labios,
cuando me prendo a tu boca irreverente.
¿No sé por qué te amo? e incluso, ¿No sé desde cuándo?
Sólo sé que mi herida trabaja incesante.
Como la semilla del durazno, duplicándose en la tierra.
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