Posees de la luna, el lado oscuro e inaccesible
OH!, tu rostro blanco, velado por mis lágrimas negras
Manos delgadas, frías, amarillas…
Cual flores silvestres, húmedas, sin dueño
Tus ojos socavan mi retina, con destellos
de luz, que emergen de un faro ya inclinado
Eres la fruta impenetrable, que se aproxima,
a la triste intimidad del invierno
Pobre de tiempo, voy hundiéndome en tus labios
Como áncora que se clava, en el pozo azul del océano, o
de los pájaros heridos, en la grieta del peñasco, un nido
Desde la grave gravedad, en la que gravitan mis penas
Te digo: ¡Ni mi sombra errante, te ha fingido amor!
En cambio tú te limitásteis, a ser, solamente buena.
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