Recuerdo aquella tarde desenterrada
por mi memoria, distante, hoy apenas mía.
A nuestros labios fundiéndose en un beso.
Imágenes que amé, y amo, y que aquí evoco.
Tarde que elevó nuestra dicha
a la cima vital de las miradas.
Tarde en las que el mar encarceló
con furia, la batalla decisiva de los besos.
A lo mejor mujer tú te olvidaste
que cuando tus ojos dejaron de mirarme.
Tocó a mi rostro, un dedo de sal supurante.
Aún percibo el aroma de tus pechos en el aire.
Y mientras el crepúsculo amortiza los pétalos del día.
Como un pájaro herido, va muriendo mi sombra en la tarde.
por mi memoria, distante, hoy apenas mía.
A nuestros labios fundiéndose en un beso.
Imágenes que amé, y amo, y que aquí evoco.
Tarde que elevó nuestra dicha
a la cima vital de las miradas.
Tarde en las que el mar encarceló
con furia, la batalla decisiva de los besos.
A lo mejor mujer tú te olvidaste
que cuando tus ojos dejaron de mirarme.
Tocó a mi rostro, un dedo de sal supurante.
Aún percibo el aroma de tus pechos en el aire.
Y mientras el crepúsculo amortiza los pétalos del día.
Como un pájaro herido, va muriendo mi sombra en la tarde.
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