Hundido, en la cóncava sentina de mis ojos
Veo levitar mi pena. ¡OH alma dormida!
Adoro entre otras, cosas tu boca de cereza
Tu pelo enredado, en las fauces del viento
Aunque sé que ambas cosas son imposibles
Reinas en la azotea de mi existencia
Con macetas repletas de cereales duraderos
Mis ojos no distinguen la luz del sol
Si primero me mirásteis fijamente
¡Eres lo que quiero! y ¿lo que no debo?
Pero en el fondo de las cosas, no importa
Te besaré en silencio, dormido, casi inocente
Creyendo por un efímero instante
Que mis labios rozan, la frente de un niño
No hay comentarios:
Publicar un comentario