jueves, 7 de enero de 2010

BIENAMADA



BIENAMADA, tu piel tiene olor de manzana,
color de canela y rocío de uvas claras,
cuando en ella establezco mis claveles,
danzan alegres en tu cuerpo todos tus jardineros.

Tus manos trajeron del Sur la avena pura,
de la que me nutro y viaja conmigo.
Tu beso me dio la lección del viento en la arena.
Amor: tus ojos son las alas en las que vuela mi alma.

Palomas de tristeza emigran de ti cuando te amo.
Déjame descender por tus tirantes senos rosados,
hasta que genital, salte la almendra de tu cuerpo derrotado.

Quiero ser en este remanso de tu boca en la mía,
lucero azul e inmenso que brilla en la noche,
que estando contigo aparece, de lo contrario, no asoma.

domingo, 3 de enero de 2010

TE PROPONGO EMIGRAR



Dedicado a Maria José



Maria José, te propongo emigrar a otro planeta,
donde juntos logremos escribir bellos poemas.
Allí donde nadie pueda arrebatarnos
nuestra pluma volando de la estrella al día.

Transitaremos por volcanes de benignas quemaduras,
ríos atiborrados de sagrados peces diurnos; y
al transmigrar nuestros versos de los astros al mundo,
las piedras nos revelarán su destino de espuma.

Dejaremos las verdes geografías calcinadas por la grava,
la petunia moribunda confundida en sus raíces, y
corales asesinados por óxidos de feroz agricultura.

Anudemos nuestros versos en una sola estrofa, y
la enviemos a los pueblos olvidados de la tierra.
Regidos por avaros monarcas sin lápices ni abecedarios.

sábado, 2 de enero de 2010

DOLOR


Entre las hojas del universo no busqué sino,
tus inasibles pupilas: racimo de negras uvas.
Al alejarte, el mar me lanzó su libro de arena,
y es allí donde publicó mi actual tristeza.

Noches en que tu risa se amarraba al sueño
y risueña acostábase conmigo.
Hoy es un sonoro cuchillo acechando mi cara,
mientras tu ausencia, va dibujando mi vida de rectángulo.

Sepan que en su afán de hostigar de todos modos,
el dolor va llamando puerta por puerta.;
no hay candado, escudo, ni cobijo que se resista.

Pero es en la casa del enamorado,
donde casi siempre deja un cruel telegrama,
con su lista innumerable de vagos e ingratos recuerdos.