jueves, 10 de enero de 2008

RETORNOS DEL AMOR EN EL BOSQUE


Este, es el poema que yo más aprecio. He limado algunas fealdades gramaticales y de forma: Os ruego, que me permitan proceder a reeditarlo




Descarrilan en el bosque los vagones

sombríos de la
noche;
y en la rosa silvestre, se
practica, multiplicando la
negrura de los
pétalos,
rigurosa.
Tu mirada de
leona nocturna
penetra como
una daga
devorante en mi pobre corazón desnudo.
Mientras que en tus ojos,
gira la arista insomne
de los recuerdos.
Entonces…
Yo, proclamo
en nombre de nuestro amor:
Al cereús,
la amapola y al
garabato.
No admito
belleza superior
a la flor del
nenúfar;
cuando la
pálida lámpara
del crepúsculo,
flotando sobre
el río, la
sonrosa
tenuemente.
Abjuro de quien
daña la flor del
tanaceto,
porque sobre la
alfombra
perfumada de
sus húmedas
hojas;
suspiramos
esperanzados,
nuestra primer e
inconclusa cópula.
¡OH amada,
mi bien amada!
¿Cuántas veces
hemos nacido y
muerto, bajo la
mirada cómplice del
saúco?
Tantas amor,
que ya ni
siquiera le tememos a la
muerte!
Nuestras
sombras
equidistantes,
caminan lentas,
bajo las ramas
solitarias del aliso; y
adelgázanse
como palabras
sobreesdrújulas,
escritas sobre
un papel
blanco, que se
hunde en el
agua y moja.

CUANDO EL SOL MULTIPLIQUE...


CUANDO el sol multiplique la luz de aquellas flores,
reflejará también su aureola en tus inmóviles ojos.
Mientras que absorto, miro las labores de la araña,

empeñada en rodear con su invisible hilo al universo

Y ahora, por los bosques del cerezo,
buscamos como pájaros ebrios al pabellón de la ternura.
No olvides, que cuando tus labios se cerraron a mis besos,
mi boca quedó revuelta, como una deshecha colmena.

Bienamada, viajemos por el mundo y sus escalas:
Chipre, rodeada de un blanco y fúlgido cúmulo de espuma.
Irak, remotas estatuas y ruinas, ocultadas en la arena.

Subamos al tren de las nubes en Tacuara o Polvorilla,
y toquemos al cielo azul con nuestras manos,
hasta detenernos, en la frontera salvaje de un beso errante.

POR MOMENTOS REFLEJA... (SONETO CLÁSICO)


"Hace casi tres años escribí un soneto pensando que se trataba de un soneto clásico.
Grande fue mi sorpresa cuando poetas menos ignorantes que yo, me alertaron de que no estábamos precisamente en presencia de un "soneto clásico". En virtud de todo esto, lo he reciclado, tratando de respetar las arduas formas de este género poético, de tal suerte, que estimo, que ahora sí creo que estamos en presencia de un "soneto"; género extremadamente difìcil de estructurar, aunque creo que el intento, en esta oportunidad, valió la pena. Aunque quien sabe..."

Por momentos refleja el corazón:
la extraña huella del amor prohibido,
más cansado de llanto busca olvido,
y pretende esquivar la sinrazón.
Amor salvaje, del suave perdón;
de las miradas que nunca han fingido;
o del húmedo labio que, invadido;
se tiende en vuelo de nupcial pasión.
Si para verte debo yo olvidar,
mil prejuicios y befas por doquier.
Sabrá mi alma este reto desairar.
El tiempo pasará mas no el querer,
mientras trasmigran aves al volar,
hojas de otoño, a tus ojos…mujer!