jueves, 19 de julio de 2007

CUANDO LA PRIMAVERA...


Cuando la primavera dance desnuda en la greda,
nuestro amor ascenderá al cielo como un ave dormida
Amada: dolor, rencor y odio, tienen que cesar ahora,
para que en la tregua subceleste, se interrumpa el llanto

Porque en el duelo nupcial de los amantes
no siempre se combate con armas claras
A veces, tu voz mostraba su ala de frío y escarcha,
que se quebraba antes de llegar a mis oídos nocturnos

El ayer fue, y al porvenir lo elevaremos al olvido
para que en la lucha esperanzada de los cuerpos unidos
no caigamos derrotados por los dones malignos del silencio

Amor: que las gotas del desvelo no humedezcan
al frágil pabellón del beso y la ternura.
Transmigrará tu corazón al mío, en la noche fugaz de usufructo.

SI MUERO ACOSTÚMBRATE...


Si muero, acostúmbrate a vivir sin mí,
borra de tus sueños a mi rostro perdido;
deja que el tiempo guarde las cenizas de mis labios
en pequeñas alcancías que juntos, abriremos algún día

No te ocultes detrás de la incesante estatua,
construida con los párpados inflamados de hastío
y vaga por caminos que aún sueltan mi aroma errante,
amarrando tu corazón a todo lo que existe... espérame!:

en las grisáceas nubes de ruidosos silencios
donde las bocas no suplican, ni piden, ni lloran
allí, donde se dispersan las resinas del corazón herido

Si muero, acostúmbrate a vivir en mi ausencia
y besa mi boca de nieve con tanta fuerza
que al llevarme con mi muerte tu beso, yo jamás halle olvido

RECORDARÁS AQUEL CAMINO SINUOSO


RECORDARÁS aquel camino sinuoso
donde las palomas en fingido vuelo
nos espiaban con rumor de rotas alas
mientras la lluvia caía, desde los ojos de Marzo

Recordarás, dije: Las manos que trémulas buscaban
apretar mis labios húmedos y hambrientos
Obedecían mis palabras al dictado de tus ojos

Naufragábamos como un glaciar que nos hundía
arrastrándonos, hacia la gélida intemperie de la tarde
allí, el corazón impune, nos impuso su hora salvaje

Y ahora prófugo, camino sin ser y voy
buscando algo o alguien que me apague
esta sed indescifrable, que me dejó tu partida.

AMOR, YO CORRI TRAS DE TUS PASOS


AMOR, yo corrí tras de tus pasos que insistían en la dicha.
Amor mío, allí, las almas se liberaron de sus crueles monarquías,
y mellizas, se elevaron alegres, como el humo que asciende al cielo,
destruyendo los dones malignos del silencio.

Tu cuerpo era de yegua blanca, matizada por la luna
y mi boca: una araña muda, rebasando lenta sus nalgas
Todos los pájaros, toda la luz enérgica del universo
quedaron atrapados en la sábana seminal de los amantes.

Eras la medida exacta del volumen que esperaba,
en la hoguera de tus ojos, danzaron mis más íntimos sueños,
con el trigo de tu vientre, amasamos un solo pan caliente

Veo el otoño transplantar hojas secas a tu alma,
te amo, bebo en tus senos la pócima que atiza mi agonía,
mientras huelo el perfume genital de tu pubis, desnudado al alba

ENTRE VIZNAR Y ALFACAR


“Dedicado a la memoria de Federico García Lorca”

Poema trágico en un acto y dos cuadros

Personajes

Federico Banderillero lº
Banderillero 2º
Profesor de escuela Luna
Muerte



Acto primero


CUADRO PRIMERO

Pequeña habitación de un cuartel derruido, deshabitado y húmedo.


Federico: (Caminando nervioso) ¿Adónde nos han metido?

Banderillero lº: (Agrio) ¿No ves que es una cárcel?

Federico: (Contrariado) ¡Si!: creo haber escuchado rumores de cadenas, botas y fusiles.

Profesor de escuela: Mis libros. ¿Qué hicieron con mis libros?

Federico: (Mirándole) Tú preguntas por tus libros, yo he dejado tras de mí: obras, mil escritos y poemas...

Banderillero 2º: (Con la cabeza cabizbaja) ¿A quién les importa vuestros libros ahora?

Banderillero lº: ¿Por qué nos trajeron aquí, que delitos cometimos? ¡Eso es lo que cuenta!

Federico: Supongo que por haber escrito demasiados.

Profesor de escuela: Supongo que por haber enseñado muchas cosas que otros las tomaron por prohibidas.

Banderillero lº: (Azorado) ¿Y qué es lo prohibido?

Federico: (Levantando sus brazos al cielo como orando, le contestó): ¡Es un tizón encendido que arde en mi pecho y que luego vomito a través de mis palabras! Verdades, injusticias que me duelen, gritos bañados de sangre que me aplastan la cabeza, y penetran hasta el tuétano en la conciencia de los bárbaros, desnudando sus miserias; frases aromadas de lirios, o naranjos repletos de azahares, que en algunas narices sólo huelen a estiércol!
¡Ay mi Granada, Ay mi Granada, mañana intuyo que tu corazón y el mío, sangrarán juntos al alba!

(Todos duermen. Por la abertura de una pequeña ventana situada en lo alto de la habitación, se asoma la luna. La luna es una mujer delgada vestida con ropas blancas)

Luna: ¡Federico, Federico, traigo para ti una nana! Tú que siempre me alabasteis con excelsas palabras, deja que un rayo de mi mano ilumine tus labios, porque al filo de la noche, serán mitades de un limón perdido y pálido, estucados con frío y escarcha.

(La luna comienza a cantarle)

Duerme, duerme Federico tu último sueño.
Duerme, duerme Federico al compás de mi nana.
¡No sufras cuando de pronto, silben las balas por tu espalda!
Duerme, duerme Federico al compás de mi nana.
Que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara.
Y con ramitas de amapolas, camelias y jaras,
rescataré la flor perdida y amarilla de tu cuerpo.
Duerme, duerme Federico, al compás de mi nana.
Que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara.
Duerme, duérme Federico al compás de mi nana
Que mañana el olivo y el romero, perfumarán tu alma.



Federico: ¡Ay mi Granada, Ay mi Granada, mañana intuyo que tu corazón y el mío, sangrarán juntos al alba!

Luna:
¡No sufras cuando de pronto, silben las balas por tu espalda!
que mañana la luna buena, besará tu hermosa cara!

(Se escuchan ruidos de botas y llaves, ahogados por los gritos de unos falangistas que les obligan a subir a un camión, llevándolos por el camino que va de Viznar a Alfacar)

Fin del cuadro primero

Acto primero

CUADRO SEGUNDO

(Camino de tierra bordeando un barranco entre Viznar y Alfacar (Granada), es de madrugada)

(Sobrevuela a los cuatro condenados un misterioso cuervo más negro que la noche, más negro que la muerte.Mientras la luna ilumina el camino con una suave luz mortecina)



Luna: (Dirigiéndose a la muerte)

¿Qué haces por este camino, muerte mala?
¿Acaso buscas a alguien? ¿Acaso andas ávida de almas?


Muerte: (Con aire indiferente) uerte:

Andaba discurriendo, sin más.
¡Buscando un torso blanco y desnudo
donde clavar mis dientes, pudiera!
¡Busco penetrar entrañas y sentir
el dulzor de la sangra caliente!
Llevo un yelmo encendido,
traigo arena para los ojos
y abrojos para los labios.
Cintas negras para el cabello
y un puñado plateado de balas,
que al penetrar en las carnes
abren labios rojos en los cueros.
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus venas!
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus pechos!
¡Que la noche se acaba y estoy sedienta de muerte!


Luna:
¡Vete muerte mala! ¡Vete muerte infame!
Que antes que alumbrar sus pechos
prefiero ser luna de yeso;
prefiero ser luna sin llama.

Muerte:

Traigo arena para sus ojos,
y abrojos para sus labios.
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus venas!
¡Luna buena, luna llena, alumbra ya sus pechos!
¡Que si nadie muere mi alma se llenará de pena!


Profesor de escuela:
(Caminando esposado y con paso lento)

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
¡Ay que cuchillos encendidos se clavan en mi garganta!
¿Bajo que sol, y debajo de que olivo
yacerán mis cansados huesos?


Banderillero lº:

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
¡Ay que espinas y cardos ceñirán mi cuerpo,
cuando la malvada muerte repose
sobre mis muslos, mi vientre y mi cara!

Federico:

¡Ay que sudor de nieve trémula corre por mi sangre!
Como se agiganta la noche lateral de este camino
En que hondonada de adelfas y viburnos
irán a morir mis pasos.
Bajo que tierra de los campos de Granada
mi boca ya no será nada.
Yo sólo quise escribir...
A las flores, a la luna y a los nardos
Al amor que sube por las madreselvas
trepando por las escalas con furia de ola loca
que venían de un mar obstinado y hambriento.
Las sombras de las balas ya me ciñen el pecho. (Piensa)
¡Ay luna, luna, no dejes que me muera!
¡Ay luna, luna, ahoga el grito de mi alma, cuando
en mis entrañas de cobre, se detenga la maldita muerte!


(Se escucha una descarga sorda y seca, todos los cuerpos caen a un barranco bordeado por el camino)

Luna:
(Dirigiéndose a la muerte)

¿Dónde está Federico, dónde está su fino rostro?
¡Para cerrarles los ojos y besarle la cara!

Muerte
: ( Haciéndole señas hacia un campo de olivos)

¡Allí luna buena!
¡Allí luna llena!

Luna: (Compungida)

¿Dónde, dónde!

Muerte:

¡Allí luna buena!
¡Allí luna llena!

Luna: (Desesperada)

¿Dónde, dónde!

Muerte: (Alzando su voz)

¡Allí,... allí,... donde el olivo llora!
¡Allí,... allí,...donde su sangre mora!

Fin

AMOR, VENIMOS DE UNA CIUDAD...


Amor, venimos de una ciudad perdida y ajena
donde las calles se computan por escalas duras
pudimos ser felices y sin embargo,
nuestra casa se pobló de miel oscura.

Una ráfaga de sal manchó tu pelo.
Dos lunares inauditos brotaron en mi cara
Era el cansancio del trabajo, trabajando en mì rostro
A veces, la pobreza giró por rincones entorpecidos de sombras.

Y cuando me dispuse a tocar tu cabellera
El tiempo nos atrapó en sus poleas salvajes
¡Y allí , el amor, no pudo soportar tamaño movimiento!

Amor, venimos de una ciudad perdida y ajena
Ahora solo somos, serás, y seremos sometidos
al mandato vacilante y atroz de la costumbre.

miércoles, 18 de julio de 2007

¿ADÓNDE SE HA IDO EL SR. GOBERNADOR?


El 7 de septiembre de 1810 se creó la Biblioteca Pública y Mariano Moreno fue el propulsor de ese proyecto.
Escribió: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranía, sin destruir la tiranía”

“Dedicado a la memoria de tan ilustre e inteligente prócer argentino, y al gobernador o ex gobernador argentino que le quepa el sayo, que se lo ponga”



- ¿Adónde se ha ido el Sr.: Gobernador?-
-Está en el bar de enfrente, coordinando la nada,
comiendo con dos “cenadores” y una “disputada”-
¡Ay, como ronronea el madrugador!

Devorando haciendas y ocultando desaguisados,
nombrando a su gabinete blandengue
y por afable secretario, a un dengue.
Todos,” luchando” por los marginados.

Una pobre mano cóncava hacia la palma,
forjada en el miserable hábito de pedir,
ruega una limosna serena y en calma.

Altos ojos que se quieren despedir
- ¿Adónde se ha ido el Sr.: Gobernador?-
¡Ya ganó lo suficiente,… ahora se piensa ir!

MARINERO DE LA MAR...


Marinero de la mar…., desata los nudos para amarrar tu barca, no pises tierra.
¡Vuélvete al mar!

Marinero de la mar…, ya no busques gaviotas, ni algas, ni albatros en tierra.
¡Vuélvete al mar!

Marinero de la mar…, la tierra es un páramo gigante, donde cunde el dolor y el mal.
¡Vuélvete al mar!

Marinero de la mar, tira la cruz de tu ancla, convoca a los vientos a popa, navega hasta que tus ojos, se nublen de sal.
¡Vuélvete al mar!

Y cuando Dios cumpla su promesa, de devolver las almas muertas que tiene atrapadas el mar, tú desafíale,…, tú, tú.
Vuélvete al mar!

JEMWONG


“Dedicado con todo mi cariño y respeto a JEMWONG”


CUENTAN que un antepasado tuyo, armado con antigua paciencia,
de puntiagudas manos y fino cuello,
consultó el I Ching con seis tallos de milenrama,
y al formarse una flor de loto, predijo que tu nombre sería: JEMWONG

Dicen: que tuvo por testigo al sándalo y a la luna remota de Cantón.
Tú eres el matrimonio del sol sagrado de Oriente
y la furia del Misti desatada en tus palabras.
Y mientras tus manos hilvanan las mil caligrafías.

Yo pido para ellas, el suave trigo de los Valles de Tumbes.
Y si me adormece la soledad, como la nieve a un tren lejano de Siberia.
Ellas se prenden de pronto al verbo, la coma y el gerundio,

construyendo poemas impregnados con tu estirpe araucana,
que al caer sobre mis ojos, me hacen dueño de mi acosada luz,
vertiendo luego mis lágrimas, en las mansas lagunas de Yungay.

VOLABAN TUS MANOS...



Volaban tus manos y se escuchó un rumor de alas,
medían sus dedos el volumen de mi espera,
cubriendo con rosa espuma la dirección del alba,
trizando el mandato de mi soledad severa.

Rodaba…rodaba la luna por el cielo cazando sombras,
mientras tu rostro se dormía en las barbas del silencio
girando junto al viento que ayer desató todas las barcas,
hundiéndolas en el fuego secreto y genital de las arenas.

Pero a tus manos no las borra el tiempo,
van, vienen, reverberan como las pálidas abejas
cuando el estío se instala intacto sobre el azul del mundo.

A veces, se entrelazan en la aritmética del día,
con ecuaciones más duras que el sueño de una piedra
Y al cernirse sobre mí, me devuelven al instante tú rostro

VACILAMOS POR EL ÁRIDO...


Vacilamos por el árido y álgido universo
discurriendo bajo la dádiva del libre albedrío;
merodeamos altares, levantamos cruces, escalamos muros,
afanándonos en la búsqueda del cálido sosiego.

¡Pero hay cuando la vida nos acerca sus crueles formularios!
pidiéndonos respuestas que sólo admiten, una coma herida
¿Quién nos ayudará a contestar sus preguntas?
¿Quien acatará el consejo del que ya ha sufrido?

Sólo el dolor y la urgencia nos venderán claros manuales
escritos en arduas páginas rubricados a sangre, y ruego.
Hasta que un día se terminan los exámenes…

Y vengan a llevarnos los puntuales gendármenes sigilosos,
adiestrados por premiados coroneles de negros blasones,
conseguidos en cuarteles infectados, por un millón de sepulturas.

TE IMAGINO CANTANDO...


“Dedicado a mi fiel amiga y excelente poetisa ANACONSTELA”


Te imagino cantando en el patio o la cocina.
Te vislumbro recostada sobre oblongas raíces,
ellas, a veces, determinaron tu corazón cansado,
la dirección de tu risa, la esencia de tus sueños

Yo quisiera para ti: el dulce agua resurrecta
que nace de los túneles secretos del abismo.
Y que se bañe tu vida con la brisa del sosiego.
Nadadora. ¡que salte de tu risa, la semilla!

De la dulce flor madura de tu cuerpo,
que dancen alegres los pétalos del feliz aroma
Y que encallen en las olas, de ese mar que tú amas.

Anaconstela: levanta el estandarte que Dios
te hizo con nieve y barro sublevado del Orizaba
Alto, estirado, hacia donde los vientos no llegan.

ÁNGEL, PALABRA QUE ANIDA EN LOS RACIMOS...


ANGEL, palabra que anida en los racimos
de las suaves uvas, por tu risa maceradas.
Nombre que interrumpe los poderes del frío;
nombre cuyo eco desmenuza los rencores.

Palabra que inunda un ancho mar o río;
sonido donde claudica la palidez del día.
Y en esas sílabas de agua pura o vino,
Misteriosamente, mi sed errante se apaga.

Eres levadura que fermenta el pan que nace,
de un horno pequeñito construido con tus manos.
Pan celeste, delicioso maná cayendo del cielo al día

Yo te canto porque sí, porque no sé de otra manera
obsequiarte la delicia . Acaso conozco tu rostro?
Ángel: canta, piensa, ríe, llora!
Y aquí en España… aún no amanece.

AMO LA PUREZA


AMO LA PUREZA desatada del sol en tus pupilas,
en la esfinge de una mirada, siempre convertida.
Tus dones de mujer son cristalinos y puros,
como gotas de húmedas briznas de hierbas.

Tiemblan tus manos espartanas en la mías,
me arañan con el fuego de sus uñas guerreras
y mientras la tierra planifica sus trabajos,
nuestros labios se resbalan sobre un fangal de besos.

De tus frutos esenciales. Yo preservé para mí:
el resplandor intacto del humo
que las leñas de tu amor me arrojaron.

¡Qué las llaves del silencio no guarden las palabras!
¡Qué no suenen melodías de pobres músicos descalzos!
Ven, apaga la lámpara. Caminemos juntos por la playa.

CALLES QUE EMERGEN...



Calles que emergen como ásperos tallos
por donde circulan la efímera savia de los hombres:
mendigos, curanderos, prosecretarios, suicidas, enanos,
mujeres de sedientos cuellos que por las mañanas
trajinan con gravedad y lentitud de arena
y por la noches cabalgan sobre flechas de errático vuelo.
Gobernantes, occisos que ignoran que están muertos,
arrogantes jueces que firman sus sentencias,
con la tinta que destila el hedor de sus pecados.
Y en el sopor de las intolerables catervas mundanas,
me olvidé del beso tibio de tus labios
y de tu risa documentada por toda la fragancia del aire.
Porque amar es la hoguera de tu cuerpo en mis pupilas.
OH, que el agua de lo hombres sombríos, jamás la apague.

BUSCANDO A MI DESTINO


DEL ORDEN que todos procuramos,
sostener con el rigor de un parvulario.
Uno, ya no sigo.
Aquel, que pretende cambiar a mi destino.
Yo que elucubré mis decisiones,
con la remota y austera absolución de Heráclito.
Yo, que quise proyectar los círculos
de mi esquivo porvenir,
con las escuadras y los compases de Euclides.
Trazando…, trazando…, moldeando, los geométricos pasos
que me conectaran con el mundo.
Hoy veo no sin asombro, que la oculta esencia de mis actos;

ya nació conmigo.
Habita desde hace tiempo en la secuencia
alegre o atroz de mi genoma.
O en las tiranas cuerdas que un dios inclemente,

las máquinas a su antojo
(he descubierto que pocos hombres
se eximen del azote de estos seres)
Ya no cifraré mi suerte en el dibujo banal de los catetos
o en el trazado de los oblicuos compases.
Lo que va a ser, bien pudo haber sido.
Las normas prefijadas carecen de sentido.
Lo demás, me tiene envuelto
en una especie de asombro casi necio,

indiferente,… apenas vago.

ANDÁBAMOS ALEGRES...



Andábamos alegres como dos vacas oyendo música.
Se arrugaron las camisas, volaron los pantalones.
La casa ebullecía con ruidos de enjambre.
De pronto: Un zumbido hiriente emitieron los racimos.

Y cuando quisimos construir nuestra dicha,
con la paciencia y la sensatez de un ciego.
Surgieron amargas lenguas deseando nuestra derrota.
Vendiéndonos bellísimas flores recapadas con espinas.

Pobres solteronas picoteadas de viruela.
Recluidas en histéricas torres sin ventanas.
Empeñadas, en seguir fingiendo sus orgasmos.

Que nadie se atreva a ofrecernos consejos.
Qué nadie murmure palabras ajenas.
Nuestro amor tiene la eternidad de la lluvia o un beso

RECUERDO AQUELLA TARDE

Recuerdo aquella tarde desenterrada
por mi memoria, distante, hoy apenas mía.
A nuestros labios fundiéndose en un beso.
Imágenes que amé, y amo, y que aquí evoco.

Tarde que elevó nuestra dicha
a la cima vital de las miradas.
Tarde en las que el mar encarceló
con furia, la batalla decisiva de los besos.

A lo mejor mujer tú te olvidaste
que cuando tus ojos dejaron de mirarme.
Tocó a mi rostro, un dedo de sal supurante.

Aún percibo el aroma de tus pechos en el aire.
Y mientras el crepúsculo amortiza los pétalos del día.
Como un pájaro herido, va muriendo mi sombra en la tarde.

AMOR, AMOR, HUYAMOS...

Amor, amor, huyamos de la tierra sombría.
Viajemos por la vasta red del universo,
a buscar los alegres planetas diminutos.
Habitados por claveles purpurados de rubéola.

Allí, los saleros y los azules manteles;
nos abrirán pequeños mares derramados por las mesas.
Allí, seremos espigas coronadas por la aurora;
o quizás ruiseñores volando del cielo al día.

No habrá vara que toque nuestros rostros con malicia.
Andaremos desnudos por caminos sin señales.
Nada ni nadie, socavará nuestra dicha.

Y al llegar la noche, sosegados por los dones del abrazo.
Pasearemos por las islas de perennes primaveras.
Gobernadas por jazmines que no saben de espadas ni trabajos.

LA NOCHE DESPLIEGA...


La noche despliega sus alas grises.
De pronto, desata su loca herencia fría,
y establece su círculo terrestre. Incesante,
como la gota derramada de un techo herido.

Las estrellas me vigilan. Perdido…voy perdido!
Con tus ojos. Las sienes construyen su apretado arrebato.
Mis pasos marchan con rigor de luto.
Pálidos y rectos, como los labios de un muerto.

Algo sonó como una puerta entreabierta.
Algo, en la penumbra, se descolgó del aire.
Rumor de lluvia combatiendo en los cristales.

Melancolía! El viento! Tiempo y agua
confundidos en una sola gota espesa y sumergida.
Es tu recuerdo que me grita, desquiciado, al alba.

TE MIRO Y NO TE MIRO...



Te miro y no te miro, porque
de cualquier forma, tú jamás desapareces.
Vas y vienes como la brisa.
Mariposa montada en el alma del verano.

Te quiero y no te quiero, porque
de todas formas yo nací para quererte.
Y es en vano soslayar este atributo.
Todo esta determinado como en un sueño.

De tanto corazón quemado,
por las brasas de tu ausencia.
Me resulta indiferente tu errático vuelo.
Vivo y me desplazo como una flecha salvaje.

Corriendo siempre en dirección de tu huida.
Buscando en tus pechos una hondonada,
tus ojos impolutos, tu boca purpúrea e infinita.

CUANDO LA NOCHE ALEA



"Dedicado a Ana María Vecchioni y a su grandeza espiritual, inmensa como una pradera"



Cuando la noche alea y se agiganta el sueño.
Cuando tus manos armadas de ternura,
hilvanan las sílabas coronadas de espumas.
Nuestras sombras se diluyen en un río misterioso.

Es que tus palabras transmigran del racimo puro,
a los rostros de lo ciegos ojos.
Alegres…, risueñas avecillas de gentil vuelo.
Derramando esperanzas como la lluvia de marzo.

Tú, que combatísteis la befa y al árbol
de las huecas hojas amarillas.
Tú, que en la fiebre y el delirio proclamasteis la pureza.

Hoy asciendes vestida de mar, bienamada compañera!
Con un puñado de sal, por blanco vestido,
y por obsequio: la virtud del poema derrotando nuestras penas.

ERES HARINA ARROJADA...

"Dedicado a mi amigo e insigne poeta Blanco"




Eres harina arrojada al viento, espiga nutriente
que elabora el aroma que perfuma las almas.
Vienes de un edén remoto, despreciado por los hombres,
construido con tus manos y dos o tres pétalos,

con tu pluma, con tu genio, con tu sueño y tu palabra.
A veces, te hiere el filo de una hoja ensangrentada,
errante, devoradora y vaga,
como la sombra de un eclipse socavando las ojeras.

¡Pero te levantas! cabalgando por un mar de letras.
En ti, se anega la vieja edad del universo,
y la tempestad del viento desatada en la tierra.

Y cuando el pasado te grite con su eco desmedido.
El dolor y la nostalgia caerán confundidos a tus pies.
Por tu pluma, por tu genio, por tu sueño y tu palabra.

HE AQUÍ LA MORADA...



He aquí la morada y la esquina última.
Se quejan las cosas profanadas por tu ausencia.
Nuestra dicha se fugó por el azul del mediodía.
Mi corazón, se abrió como una mano derrotada por el hambre.

Ascienden tus pupilas por mi noche constelada
como dos gotas de agua que emergen
de un aljibe oscuro y olvidado.
Anduvimos con lentitud de abeja enferma.

Mujer: ¡No te alejes! ¡Ámame! ¡No me dejes!
Tu huida socavó las tumbas de mis dormidas lámparas.
Acuchillean mis ojos las delgadas navajas de tus cejas.

Abrázame en un sólo círculo de fuego repetido.
Solo así: la luna me traerá su pan caliente,
plena y deseosa de quemarme hasta el olvido.

A VECES ME DETENGO...



A veces me detengo a mirar tus manos:
redonditas, blancas, parientas de una nube
y en ellas navegan lentamente las mías,
como la nave que cruza un golfo lejano.

Allí escalan hasta el límite de los dedos:
frágiles, sencillos, como los sueños de un ave
y luego se duermen como los aviones,
cuando por las noches, la nieve se acuesta en sus alas.

¡Ay, que no se termine un sólo día
sin que yo pudiera acariciarlas!
porque ese día amor, al privarme de tus manos.

vendrá a visitarme con su traje de cólera el invierno,
y al cantarme canciones y nanas de escarchas,
heredaré bienamada, los terribles derechos del frío.

AMOR, DE RAMA EN RAMA...


Amor, de rama en rama, de copa en copa.
Los suspiros van brincando por el aire.
Tiemblan los chopos en la barriga del viento.
El frío, cayó como las uvas

maduradas por las virtudes de la noche.
Antes de sucumbir entre tus brazos,
te mostré los vestigios de mi vieja herida.
Roja, ardiente, como una sandía al sol abierta.

Allí, habita mi sangre caliente
redimida por la humedad de tus labios,
cuando me prendo a tu boca irreverente.

¿No sé por qué te amo? e incluso, ¿No sé desde cuándo?
Sólo sé que mi herida trabaja incesante.
Como la semilla del durazno, duplicándose en la tierra.

A MARIAMOR


Dedicado a la gran poetisa María Ofelia Raimundo, con el humilde anhelo de creer, que he sabido interpretar algunos de sus celebrados versos



Yo sé que aún corren sueños por tus venas,
cruzados de anhelos y quemantes melancolías.
Pálidas estrellas, quizás: un rostro lejano.
¡Ay río que besa la ribera de tu alma y huye!

Sueñas que tus manos duermen en sus manos.
A veces: sientes un dolor biliar, frío, hacia abajo.
Es que su voz temblorosa y líquida,
te arrastraba en olas de reverberantes silencios.

Tu mirada se estanca en su cuerpo nocturno.
Como aspas de un molino abandonado,
suenan en la noche tus pequeños pies descalzos.

¡Desnuda! ¡Eres desnuda! Y loca vas gritando
su nombre bajo el árbol de la lluvia.
Y es allí María Ofelia en ese sueño,

donde nacen de pronto, tu paz y tu paloma.

TIENES LA PIEL...



Tienes la piel trabajada por el sol y la luna.
Sin embargo. Allí habita el secreto de tu sueño.
Mudo, borroso, lejano como un retrato.
Ancho, inmenso, como el vacío de un abismo.

Llevas sangre de tierra sumergida en el arenal,
amarrilla, como un anillo en el dedo del verano.
Cuando corres, te pareces a algo:
Al viento del norte, estirado hasta El Chañar.

En tu boca de savia pura, mordí tus raíces.
Con la furia de la lluvia, desatada en la tierra.
Fui buscando en tu territorio, mi refugio.

La ciudad se despierta, con sus trabajos y sus luces.
Luego, todo se duplica: Las cosas, la memoria, los horarios.
Y yo, que quiero dormirme, en tu sueño y tus raíces

SONETO DE LOS AVAROS



Acumulan ceros, en binarias libretas errabundas.
Mientras que la arena derramada por los severos relojes.

Les señalan puntualmente, un día más y un día menos.
Sus quimeras nacen del dolor de los hombres.
Vanas riquezas que en algún momento.
Serán nada, o quizás, regocijo en el estómago de otros.

¿Qué afán insensato mueve a estas criaturas?
¿Qué perfil de duro acero inoxidable,
los somete a la avara tenencia de las cosas?

Como si anillos, diamantes, trajes, autos.
Conjuraran, por el hecho de tenerlos.
La vil costumbre humana, de amanecer mañana muertos.

PROVERBIOS APÓCRIFOS


Dedicados a la grandeza moral e intelectual del poeta y amigo Carlos Caicedo, con la tímida esperanza de que en sus finos oídos, estos atrevidos proverbios, tengan sentido.



1 Si practicas el mal secretamente.
Tu castigo y su revelación,
tarde o temprano se harán públicos.

2 Si ejecutas el bien, lloverán sobre ti,
la redención y tu paz.

3 Si proyectas envidias sobre tu prójimo,
como piedra, caerás en el fango de tu indefensión.

4 La mentira sólo se encubre con nuevas mentiras.
Por lo tanto, sobrevivirán lo que dure tu memoria.

5 Nunca pidas a quien desesperadamente pidió.
Ni sirvas a quien a desgano sirvió.
Porque si pides a quien pidió:
Te ofrecerá la nada.
Mas, si sirves a quien sirvió:
Menospreciará tu servidumbre por
pequeños detalles.

-.-

2 Si alguien al que no conoces,
se muestra sumamente meloso contigo:
Cierra por precaución,
tu bolsillo y tu corazón.

2 Trata de no oponerte jamás
a un hombre poderoso y necio,
porque en sus colmillos de necedad,
serán el crujir de tus huesos.

3 Has escuchado: -Perro que ladra no muerde-
Mas yo te digo:
-Perro que ladra no muerde, pero aturde-

4 Has oído:-Ojos que no ven,
corazón que no siente-
Sin embargo. Hay ciegos que sufren por algo más que sus cegueras.

5 Nunca permitas que te pongan a prueba.
Si alguien te somete al ensayo:
del vaso medio lleno o medio vacío.
Corta al mismo por la mitad,
y dile:-Honestamente, yo lo veo todo lleno-.

6 No existe test más preciso para determinar la inteligencia del hombre,
que aquel que mide su capacidad de dar,
y de perdonar.

-.-
3 Evita mostrarte grandilocuente con los hombres de oficio u profesión.
No sea cosa que los dejes perplejos,
y te brinden un mal servicio.

2 Si alguna vez has plantado malezas en la huerta de tus padres;
ve corriendo a plantar lirios en la de tus hijos.

3 Quien nunca empieza, jamás termina.
Quien nunca termina: ¿Podrá empezar?

4 Si te alaba un tonto: Rìete con él.
Si te alaba un hombre pobre: Dale de comer.
Mas si te alaba un hipócrita:
Corre a campo traviesa.

5 A veces, lo más importante de una carta,
es precisamente lo que no se escribió.

-.-

4 Esto te digo no como imposición,
ya que no todos podrán con el don.
No te confundas,
concibe las ayudas de tus amigos,
e incluso la de tus hijos:
Como si fueran regalos providenciales.
Después de todo,
nadie está obligado a realizarlos.

2 Mas, sabe que: No hay pecado más ruin,
que aquel que surge,
por la combinaciòn dela ignorancia
con la falta de amor propio.

3 El hombre que nunca se ha reído de simismo,
jamás alcanzará su propio perdón.

4 No obstante, medita sobre esto:------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------………………………………………………………………………………………………………………………………………
:¿El loco, casi siempre es el otro?



José Rodolfo Espasa Muñoz
Alicante – España
Otoño del 2005

EL SOL CAÍA...



El Sol caía de bruces sobre tus faldas de enero
Giraba el viento en las violáceas ojeras
En tus ojos, llovían los reflejos de la greda
Todo lo absorbía tu gris melancolía

De repente…una nostalgia de viaje lejano
Ascendiendo perezosa por mis huecos submarinos
Hacia donde los suspiros fluyen por las venas
Bautizados por la vasta soledad, que en ti navega

Amé tu desnudez de trabajada arena
Besé en tus párpados los secretos del silencio
Acaricié en tus manos la palabra alegría

¡OH mi bienamada! ¿Por qué dilatar la espera?
Déjame bucear por el álbum de tus sueños
En el álbum de tus sueños, navegó mi pena

CINCUENTA AÑOS


Amor, mañana cumpliré cincuenta años.
A partir de ahora, mis cartílagos, huesos, y tejidos.
Se ajustarán al horario que impone.
El peso riguroso del tiempo transcurrido.

¡Mira! He sentido el frío del cabello caído.
Al tocarme aquí arriba. Sin embargo.
Otros han crecido donde no debían.
Como las malezas que germinan, en el jardín florido.

Cabalgamos juntos con lentitud casi ciega.
En el ávido acto del amor repetido.
Nuestros hijos, se fugaron por la puerta que no vimos.

A partir de mañana, amor…
Hablaremos, caminaremos, un poco más lentos.
Hacia el crepúsculo.
Balanceándonos en la agonía de un solo abrazo.

TUS PALABRAS


A VECES me adelanto a tus palabras,
como si supiera aún lo que callas.
Una a una las voy desgranando,
cual gotas de racimo, de lluvia enamorada.

A veces las aprietan mis manos.
Porque tus palabras, son más que esa suave
música que oyen mis oídos, cuando te amo.
Trepan por las paredes invisibles del aire.

Se arremolinan en mi alma como las hojas
oscuras, en las narices del viento.
Se quejan, se arrugan, se tuercen
como las ramas, en el otoño de alambre.

Construyen mi tristeza o mi alegría, con ladrillos
de barro o de paloma.
Mujer: Yo escuché a veces tu voz muda,
cuando apenas nacía en tus labios.

El día viajando en el tren del verano.
Solos.
A veces.
Tristes y lentos como un eclipse.

Yo me inclino a tus palabras,
más allá de la dicha o el engaño.
El cielo. El cielo.
El mar nos trae su voz soltera,
en azules pergaminos de espumas.

La luna hace rodar palabras,
montadas en caballos blancos.
¡Ay!. Yo he visto las gaviotas confundidas,
picoteando tus palabras, en el trigal de tu boca

Porque después de todo.
Tus palabras son más que esa suave música
que oyen mis oídos, cuando te amo.

¡OH, PLUMA LEVE!...

¡OH, pluma leve que se moja en tu inocencia!
Yo miraba confundido tu cuerpo de avellana estatua
Me vi como en un traje, por el tiempo corroído
Apenas vestido con harapos de turbada tela

Tuve miedo al sentir que de pronto,
Navegar mi pobre nao, ya no pudiera,
Por el golfo de tu cuerpo transparente
Encallando en las costas de mí anhelo substituido

¿Por qué, a veces, amar no es suficiente?
¿Por qué, el temor de pasar inadvertido?
Como si perfumes, claveles, ágata, vino

Se esfumaran ante el mapa de tu atroz blancura
Del destino, el coraje es una prueba
Y es de hierro la opción de amarte, o del olvido

CRUZAS ORONDA


CRUZAS ORONDA la bóveda del universo
Cabalgando sobre enérgicos caballos marinos
Por ti los copíhues y las azaleas
Desparraman aromas de polen dormido

Cae sobre tus párpados la luz del cielo
Construyendo territorios de luces y sombras
Yo me aferro a la turgencia de tus labios
Como lenguas sedientas a las tinajas del vino

Te imagino como a una casa inmensa
Poblada de cuadros que interpretan tu silencio
Te veo cuajada con óleos, de colores con sonidos

Quise establecerme en tus finos lienzos
Matizándote con pinceles de pelo estupefacto
Mujer: En tú silencio, nace y muere, todos los días mi alma

COMO SI FUERAS...


COMO SI FUERAS un pan interminable
Te amasé con harinas de secreto aroma
Fraguándote siluetas de guitarra nocturna
Con la insolente humedad de mi saliva

Paloma del arrullo tenue en el alba
Murmullo del almendro en las gargantas del viento
A veces, tus palabras, como aguas errantes
Humedecían mis oídos obstinadamente hambrientos

¡OH, mi corazón que palpita furioso!
Como el de una gacela perseguida en el follaje
Las rosas ebrias de sol y luna

Dibujaban triángulos rojos en tus labios
Huyó el pájaro que nos cantaba en la rama
Y como virutas de fuego,

cayeron a mi boca tus últimos besos

MIENTRAS LA LLUVIA...


MIENTRAS LA LLUVIA desviste la luz del otoño
Tu boina amarilla, se inclina hacia tus ojos
Resaltando tus dones de espiga salvaje
Poniendo humanos muros a la belleza del crepúsculo

Regresas como un vuelo de abeja
¡Taciturna!, enredada en tu rectilíneo vuelo
OH, bienamada, ya eres sólo una sombra
Que se estira detrás de tus pies descalzos

Yo, que te contemplé antes de ser amada
Yo, que atravesé tu corazón desnudo
Como una gaviota gris, arrugando espacios

Veo acribillada por tu frío beso
Mi segura condición de invierno
Estableciendo el orden indivisible de mi ocaso

TIEMBLA EN MIS PÁRPADOS


TIEMBLA EN MIS párpados, como
en la fría hoja; una gota de rocío diminuta
¡Quiero decirte simplemente que te amo!
Pero tus labios de hoguera silvestre

Ocultaron mis palabras con espirales de humo
¡Qué instante!, ¡Qué racimo fecundo!
De rosadas uvas desparramadas en el aire
Voces entrelazadas en la premura del alba

Murmullo lejano, como relámpago subceleste
Precario universo de mieles aromadas
Estrellándose una a una en tú colmena gris

Adelgaza tú boca, como una ceniza vaga
Mujer: ¡Calla!, refrena tus labios de tal suerte
Que al hablar tu silencio, no mueran mis palabras

LA FELICIDAD


La felicidad bien puede ser la cara oculta de la luna.
Ese lado insondable que no cultivamos,
porque creemos que no existe.

La felicidad bien pude ser el verbo:” no puedo”,
trocado por un trozo de pan, una caricia,
o una oportuna dádiva.

La felicidad pudiera ser una frente llena de espinas.
Si con las gotas rojas de nuestras heridas,
saciamos la sed de alguien

Un desprecio por las sumas y las cosas conocidas
Un acto de arrojo, o un perdón tardío
que refresca a un alma que esperaba.

O quizás, la cesión de todas mis pertenencias,
buscando cambiarlas por la nada,
O comprar el tiempo preciso que me permita
degustar el sabor del agua,
o el aroma de la lluvia sobre la tierra mojada.

Una inflexión en mi camino que me inclina al mar,
a la montaña, o a esa diminuta esquina,
donde ayer pensaba; que la llama del amor
una vez encendida duraría para siempre.

Solo pido que mañana, cuando los cascotes
de los que me quieren resuenen en mi tumba.

Ningún escuálido y voraz gusano, penetre en mi cerebro,
para devorarme este pensamiento que me hace y me hará feliz,
(creo) aún, después de muerto.

HAY


Hay una exageración de ponientes, allá en el sur;
que se reciclan como los viejos defectos,
igualándose a los días y a las noches,
y que son en esencia (algún día lo serán),
tan mortales como ésos hombres que los miran

Hay en mí, la imagen de una mujer que me persigue,
con la clara advocación de un dios necio y cruel;
que se vale de mi escasa inclinación al olvido

Hay unas palabras novedosas que me estrangulan,
(que no escribo) para que las haga mías.
Y que acaban siendo disueltas,
por una sospechada terquedad, casi remota.

Hay en mí, algún acto esporádico de misericordia,
Que proviene de una fe confusa e imprecisa,
mas que de un acto debidamente merituado.

Hay una película de rostros desfigurados por el tiempo,
que me piden explicaciones por mis errores,
(entre ellos, veo a mi padre); no corroborados por la nostalgia,
sino que más bien, vienen del lado de una culpa no asumida.

Hay entre las calles (San Juan y 25 De Mayo),
una crucifixión oculta, con los clavos rojos de tu engaño;
que una noche cualquiera, me sentenció a ser infeliz.

Hay y habrá en mi vida, una sucesión de entierros,
de mujeres y hombres, por la muerte consumidas;
de los cuales, sólo lloraré en uno,…el mío

Es por eso, que creo y pienso en ti, ¡OH alma mía!

AMOR ADOLESCENTE


Amor adolescente
Anhelos propios de la edad
La ilusión teje la trama, pero no siempre
hasta el final
Amor adolescente
Promesas vanas compartidas, amor blanco
y puro como espuma de mar
Te escapaste de mis manos, como un ave
sin nidal
Cuantos años han pasado de ese adiós
Que apenas hoy te recuerdo
Sino fuera por un sueño, no podría
recordar
Tu rostro sereno y blanco;
tu frente ancha como el mar
Tus ojos negros, tu cuerpo, ese aroma virginal
Espero Dios que me escuches. Lo que te voy a contar
Se que son tan sólo sueños. Pero debes escuchar
Sueño senderos que unos días juntos recorrimos
Sueño con gente que murmuran siempre
Que en aquella esquina, a esperarme vas
Pero en vano yo salgo a buscarte
Y descubro angustiado, que tú ya no estás
Cuantos años han pasado de ese adiós
Que apenas hoy te recuerdo
Sino fuera por un sueño. No podría recordar
Amor adolescente, anhelos propios de la edad
La ilusión teje la trama, pero no siempre hasta el final

HUNDIDO EN LA CÓNCAVA SENTINA



Hundido, en la cóncava sentina de mis ojos
Veo levitar mi pena. ¡OH alma dormida!
Adoro entre otras, cosas tu boca de cereza
Tu pelo enredado, en las fauces del viento

Aunque sé que ambas cosas son imposibles
Reinas en la azotea de mi existencia
Con macetas repletas de cereales duraderos
Mis ojos no distinguen la luz del sol

Si primero me mirásteis fijamente
¡Eres lo que quiero! y ¿lo que no debo?
Pero en el fondo de las cosas, no importa

Te besaré en silencio, dormido, casi inocente
Creyendo por un efímero instante
Que mis labios rozan, la frente de un niño

A VECES TIENES DE LA ROSA...

A veces tienes de la rosa, su aroma fingido
Emigras entre las hojas, como pájaro de un nido ausente
Y con letras de harina, que brotan de la tierra
Escribes con espigas, el fruto de tu silencio

Inspectora de mis ojos, en ti se refugia
La sed de las resecas playas consteladas
Subes descalza por la cima de mi pecho
Rompiendo indiferente, los botones de mi alma

Avena crujiente, dulce alimento nocturno
Mis ojos se pellizcan, en tu molino de agua
Espiga que nace y renace en el sol de la fatiga

Te busco en las faldas de tu pollera irreverente
Y al posar mi mano, en tú cáliz de luna
Se invade de vida, la sal de mi esfuerzo.

DISERTACIONES



Arde soleada la tarde.
Es septiembre. La primavera, descuelga por un abanico florido
que abrió al amanecer el alba, su mejor traje de luces
Tarde que cobija al lamento del mar ascendido.
Cuando en los acantilados distantes, de piedras oscuras,
mi mano busca tu silueta de luna, y no la alcanza.
He querido retenerte aún, entre las redes de mis manos
Pero tú, como un pez nocturno y azul, te me escapas.
Quedando en ellas, sólo escamas frías, besos, espumas vanas…
¡Aquí estamos! ¡Aquí estoy! ¡Aquí te amé!
Atrapados entre las dunas, y las vastas aguas marinas
En la lejanía…
Las velas de los barcos tendido el vuelo,
se inflaman alborozadas, saludándonos.
Pero entre tú y yo.
Se levantan erguidas como gigantes murallas; tus agitadas manos.
En el cielo el viento ruge y canta; cabalgando sobre sus alas marinas;
trayéndome en sus húmedas manos,
vendas azules; desinflamando mis ojos, ojos de llanto;
ojos de veladas noches consumidas, a la luz tenue de un cirio que se apaga.
En un ángulo olvidado, de la que fue nuestra casa.

CASIMIRO



"Este poema, está dedicado a Casimiro (inmigrante búlgaro residente en España), que tuvo la nobleza de devolverme mi cartera, con documentación importantísima; y además de entregarme la suma de cincuenta euros, que en ella estaban. Sin pedirme nada a cambio, y con una sonrisa en sus labios"



A orillas del río Iksur, te acecharon sueños de pobreza
No bastaron toda la miel de Bulgaria, ni el kebapche para detenerte.
Ni el compartir con tu familia, la parlenka
recién horneada
Abeja de un panal sin reina
Aquí, en España, a veces te aproximásteis a la brisa tenue de la dicha
Pero hay un mandato de sangre, que te arrastra
hacia tú destino solitario y errante
Preciso e impiadoso, como la muerte, dos segundos antes
Algunos hombres avaros, te robaron media cara
Tus manos curtidas por las piedras;
ya no sienten dolor
Porque tu dolor, se muda por las noches de insomnio, a Plovdiv o Sofía
O cabalga sobre el instinto obstinado del Danubio
Cuando se desliza por sus aguas, alguna barca pobrísima, abigarrada de caras emborrachadas de hambre.
Con tus manos temblorosas, me entregasteis mis pertenencias (pensaba que estaban perdidas para siempre)
Y con las hebras delgadas de tus verdes ojos
Zurcí por un instante, a mi corazón deshilachado
¡OH mi corazón!
¡Casimiro: yo se tú nombre y adónde vives!
Con los hombres buenos que
quedan,…reconstruiremos tu rostro.

DOS PEQUEÑAS PIEDRAS


Caminaba yo, por las playas lejanas
del mar;
cuando entrelacé con mis pies
descalzos, dos pequeñas piedras.

Al observarlas; ví que eran en
esencia iguales.
Luego, las partí como si de dos
nueces se trataran.
Y en sus vientres reverberaba
el amarrillo, como el ámbar
lustroso y brillante, al sol ascendido.
Un mendigo, introdújose una de
ellas en el bolsillo.
La otra, fue a parar a la mano
oronda y tersa de un acaudalado hombre.
¿Por qué, tienen el mismo
aspecto, y en el fondo son
iguales?; esto creo que lo entiendo.
Pero, ¿por qué, una habita en un
bolsillo miserable, fétido, y sin aire?
Y su igual, sirve como prenda
orlada, en las vitrinas de oro
de un hombre rico.
Eso, confieso que no lo sé; y
probablemente, no lo sepa nunca.